Lo único que podemos exigirle a los médicos -esos intermediarios entre nosotros y la muerte-, es un poco de amabilidad y un máximo de discreción. En todo lo demás estamos a merced de la naturaleza, y es poco lo que éstos pueden hacer para retrasar el fin. El toque de gracia: que nuestro último recuerdo sea la sonrisa burlona y despiadada de Gregory House.
1 comentario:
hola alberto, acabo de caer en la cuenta que salí sin mi celular (son casi las 18) y que tampoco tengo tu correo. !que desencuentro¡ veremos que pasa.
un abrazo
gabriel
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