Nunca fui más lúcido que aquella mañana en el Cercado Mental: percibí todos los olores, imaginé todos los sabores, identifiqué todas las voces, y el ruido no era ruido: era concierto. ¡Con cierto desorden! ¡Pero concierto al fin! Concierto de voces y de sonidos que sólo son ruido para los mayores, para los que han sido ya cartesiados y avasallados y abecedarizados…
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