Este dilema no es moco de pavo, porque una cosa es dejar que la gallina ponga diez, y otra cosa muy distinta es obligarla. ¿Tiene derecho esa gallina a decidir sobre su cuerpo y sobre su pollo? ¿Tiene derecho a romperle los huevos al establecimiento avícola? Ella es consciente de que si pone diez, se le va a exigir la docena. ¿Hasta dónde llega la explotación de la gallina por el hombre?
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