058 Cuando todos los cerebros estén on-line

¿Existió el mundo antes de Google? Hay que googlear para saberlo. Es difícil concebir, si pensamos en el futuro, un invento sin el cual ese mundo ya deja de tener sentido. Pues bien: eso es Internet. Un proyecto colectivo que estaría prefigurando la existencia de una nueva especie, el homo on-line: un ser que ya no puede existir más que en un entorno de pura tecnología.


CUANDO TODOS LOS CEREBROS ESTÉN ON-LINE
La mejor prueba de que un invento es un gran invento, es que una vez que lo inventaron vos no te podés imaginar la vida antes de ese invento. Los niños de hoy, por ejemplo, no pueden imaginar la vida antes de la TV. Y las madres tampoco. Imaginate un nene de los de hoy, que son insoportables, si no existiese algo que los mantuviese quietos voluntariamente por un rato. Habría que darles caramelos con Rivotril, un espanto. Uno puede imaginarse la vida sin CD. De hecho hay gente que dice que los discos de vinilo sonaban mejor. Lo que ya resulta difícil es imaginar un mundo sin Internet. De los grandes inventos recientes, Internet es el mejor, no cabe duda... pero Internet no es un invento, es como un ramillete de inventos. Está la computadora, los modem, los servidores, los sitios, el sistema http, y todas esas cosas que sólo entienden los expertos. Son varios inventos. Según los ingleses, el mejor invento de todos los tiempos fue la bicicleta, que es como el doble de importante que el invento de la rueda, porque son dos. Pero para mí dentro de este invento que llamamos Internet hay otro invento que es crucial. Que es la tecnología inteligente. Porque todos sabemos lo que es luchar contra las máquinas tratando de que entiendan lo que queremos que hagan. Yo esta tarde, por ejemplo, me pasé varias horas tratando de explicarle a la máquina que por favor me mostrase el archivo con el show que iba a leer esta noche. Y la máquina no me comprendió. Tuve que escribir este otro libreto (muestro el papel), que es de emergencia. Buen ejemplo para que entendamos la importancia de los sistemas de inteligencia artificial. Si hubiese que definir con claridad cuál es el invento del que estoy hablando, tenemos que decir que se trata de los “motores de búsqueda”. El otro día me explicaron cómo era la cuestión: la gente que creó el motor Google creó un modo inteligente de buscar. Antes vos ponías una palabra y Yahoo era como un gran fichero, que te mostraba todos los archivos que tenían la palabra que le pusiste. Pero Google se maneja de otra forma. Busca con cierta prioridad. No me pidan que les explique más, porque no sé bien cómo funciona Google, pero lo cierto es que ya no podemos pensar un mundo antes de Google. ¿Existió la vida antes de Google? Habrá que buscar en Google y que nos dé la respuesta. Para un autodidacta de toda la vida, Google es el paraíso. Porque gracias a Google el saber está a tu alcance, si sabés aprovecharlo. Antes no podías encontrar cosas de calidad. Era como buscar una aguja en un pajar, que es dificilísimo ¿qué es un pajar? ¿Un lugar con pajitas? Es difícil. Ahora con Google uno puede ir en busca de la información que tiene más respaldo, uno puede hacer un trabajo de refinamiento en la búsqueda. Antes de Google, por muchas páginas que hubiese en la red, siempre terminabas teniendo que ir a alguna universidad y ubicar el horario de consulta de los profesores. Siempre el saber te terminaba obligando a ir a la facultad. Y tenías que esperar que el chabón o la chabona vuelva del buffet, porque generalmente los profesores están en el buffet. Y por ahí estabas como dos horas tratando de que te digan algo que te sirva para lo que estás buscando. Era un problema. Si hay algo bueno en la tecnología es eso: que te permita prescindir de las personas. No es mala onda mía, es que es real: por ejemplo el tipo que se pone a cantar en los partidos de fútbol. Hay un relator de fútbol al que le pinta ponerse a cantar canciones cuando mete un gol un equipo. Entonces suponete que mete un gol el Arsenal de Inglaterra. El chabón empieza: “let it bi let it bi let it bi let it bi... es el gol del Arsenal... let it biiiii...!! Mama yo quero, mama yo quero, es gol del Chelsea, es gol del Chelsea todo el año es carnaval. Yo no tengo nada contra los seres humanos, pero si hay algo que nos permite no detestar a la raza humana eso es la tecnología. Sería genial que la tecnología nos permitiese reemplazar este relator de fútbol por otro relator, apretar el botón que te permite cambiar de idioma, y que aparezca el relator que habla en inglés, o en portugués. ¿Para qué sirve la tecnología si no es para eso? Por eso digo que Google es un gran invento, yo no puedo salir con una mina sin antes consultar en Google, para conocer alguna que otra referencia sobre la chica en cuestión. Es un verbo nuevo: Googlear. Hay que Googlear primero a la otra persona. Yo no concibo el mundo sin Internet. El día que nací, ví que no había Internet y volví a entrar en la panza de mi madre: “hasta que no inventen Internet, yo no salgo”, dije. Y terminé naciendo el día que empezaron a existir las computadoras con modem. Es así. Para mí Internet es una maravilla, como un gran libro que todos corregimos sin parar. Ahora mismo sigue creciendo: miles de datos han sido subidos a Internet desde que yo empecé a hablar. Imaginate de aquí al 2006... Escuchen el click-click, click-click... cientos de miles, millones de personas click-to-click. Heaven. I’m in heaven. And my heart beats so that I can hardly speak... es como dije recién: cuando vuelvas a tu casa, ya Internet no va a ser la misma. A lo mejor alguien subió el libro que querés leer. O ya está disponible un curso gratis del idioma que vos querés aprender. Creo que al estar la cultura al alcance de todos va a cambiar completamente todo lo que conocemos. Porque los dinosaurios tardaban millones de años en incorporar un aprendizaje. De aquí que se daban cuenta de que para sobrevivir tenían que poner huevos más duros, para que no se los comiesen unos ratoncitos pícaros, que hacían un agujerito en el huevo y se bebían con una pajita lo que había adentro, de aquí que aprendían eso ya se terminaban extinguiendo. De aquí que la tuvieron clara, los ratoncitos ya se habían comido la clara y la yema. En cambio los hombres tenemos la cultura. Podemos modificar la conducta según como se presenten las cosas. Internet es un enorme libro que escribimos todos, un libro sin fin que actualizamos y corregimos sin parar. ¿Cuándo terminaremos de corregir ese libro de infinitas páginas llamado Internet? Teniendo en cuenta que Internet es un libro colectivo, la respuesta es obvia: nunca. Es como una red que siempre vamos a mejorar. Borges fue uno de los primeros en vislumbrar la existencia de Internet. En “La biblioteca de Babel”, por ejemplo, habla de un lugar donde están todas las combinaciones posibles que podían tener las palabras. La biblioteca tenía todos los libros, incluso los que nadie había escrito, porque la biblioteca contenía todas las combinaciones que podían existir de las palabras. Desde las frases sin sentido hasta Shakespeare o Dante.
Eso es Internet: un conjunto de innumerables sitios, en los que están escritas desde las cosas más maravillosas hasta las más estúpidas.  Podés bajar las imágenes más terribles o las más bellas, las canciones más ridículas o las más emocionantes. Todo está allí, disponible, en teoría está todo allí. Incluso están las cosas que se te acaban de ocurrir: suponete que se te ocurra saber si existe una banda de rock formada por un elefante que toca la trompeta, un oso que toca el tambor, un mono que toca la guitarra,  y un loro que canta. Seguro que a algún imbécil se le ha ocurrido esa idea. O escribió un cuento o se puso a entrenar animales para hacer una gira mundial con esos bichos. Eso se cae de maduro. Siempre habrá alguien que lo que vos pensaste ellos lo desarrollaron antes. Es más: en cualquier momento alguien se puede hacer millonario con esa idea. Hay que ver cómo canta el loro, pero con un buen vocalista, creo que conseguirían un buen cachet. Porque a los niños seguro les gustaría comprar discos de una banda hecha por animales. El problema de Internet, al igual que en ese cuento de Borges, es dónde encontrar cosas de valor: ahí es donde te perdés, donde navegar se convierte en naufragar. En otro cuento llamado “El libro de arena”, Borges habla de un enorme libro con infinitas páginas. Como las páginas eran infinitas, nunca podías abrir la misma página, porque entre la hoja 1 y la hoja 2 había infinitas páginas. También había infinitas páginas entre la hoja cero y la hoja uno. Es decir. Nunca llegás a cero y nunca llegás a infinito. Es decir, si a Borges le pidieran que hiciese una dedicatoria en el libro de arena, no podría encontrar la primera página para hacer la dedicatoria, porque son infinitas. ¿Cuál es la primera página de Internet? ¿Abba? Chiquitita dime cuál es... no lo sabemos. Internet es eso... un libro de infinitas páginas, en el que difícilmente volvemos a la misma. Es más: las páginas que visitamos suelen actualizarse constantemente, de modo que no volvemos nunca a la misma página. Ahora bien... bajar cosas es “download”. Subir cosas es “upload”. Llegará un día que todo haya sido subido a Internet. No sólo los videos de tono subido. La idea de que algún día todos seremos Internet. Ya no será Internet, será Omninet. Vamos a estar todos subidos, on-line. Un tío mío dice que Internet es una burbuja a punto de explotar. Que algún día la gente se va a cansar de meter cosas en Internet. Que ya va a estar todo tan leído, tan escuchado, tan visto y tan repasado, que la gente se va a dedicar a las cosas básicas, como el Pacman, por ejemplo. Claro que la opinión de mi tío no cuenta demasiado porque mi tío le tiene miedo a las máquinas. Tiene miedo que algún día lo reemplacen por una máquina en el laburo. De más está decir que quienes tienen miedo de ser reemplazados por las máquinas... deben ser reemplazados por máquinas. Pero mi tío sigue la siguiente lógica: no, loco. O sea. Internet es una moda pasajera. Es como el pool. Primero se puso de moda el pool, después el paddle, después los wine bar, después los locutorios, ahora los ciberbar... Internet es una moda pasajera, dice mi tío. Todo tiene como un momento de cansancio. Tiene su lógica lo que dice mi tío: fijate vos que han pasado los siglos y ni siquiera después del invento de la computadora han podido superar un juego como el ajedrez. No pueden inventar un juego como el ajedrez, ni el TEG, ni el ludomatic son más divertidos que el ajedrez. Es el Che Guevara de los juegos. El Chess. No hay con qué darle. Es como la Coca-Cola. No han podido inventar un sabor nuevo. Si sale una nueva bebida es con gusto a naranja, pomelo, durazno, siempre gusto a fruta. Una gaseosa con gusto a algo nuevo no ha salido. Eso es la Coca-Cola. Nadie sabe de qué está hecha la Coca-Cola. ¿A qué tiene gusto la Coca-Cola? A Coca-Cola. Nadie sabe la fórmula. Acordate lo que te digo: en unos años la gente ya no va a saber si realmente existió la vida antes de Google. No podremos concebir un antes del mundo virtual. Yo tengo la idea de que Internet nos va a cambiar la vida de tal modo que algún día todos vamos a estar en banda ancha, nuestros cerebros van a estar conectados on-line unos con otros. Acordate lo que te digo: vamos a empezar a ser una confederación de cerebros. No son webadas. Es la web. Se viene la gran ola, el gran tsunami de la vida virtual. Internet no va a dejar de crecer. Es una gran boca que va a tragarse todo lo que existe. La evolución nos conduce a eso. Y así como las abejas son todas para una y parece como que piensan en conjunto, como que la reina mira a través de los ojos de las obreras, nosotros vamos a ser un poco así: la humanidad tendrá una conciencia que trascenderá la conciencia de cada uno de nosotros por separado. Vamos a aprovechar los archivos que hay en Internet sin tener que bajarlos, porque nosotros mismos vamos a estar subidos a Internet. Yo voy a saber por ejemplo cómo preparar carne a la masa, porque voy a bajar a mi cerebro los archivos que hay en el cerebro de Marcelo Rinaldi, que sabe preparar carne a la masa. Es una masa este invento. Nosotros y los archivos vamos a ser y estar en el mismo lugar. No va a hacer falta que aprendas taichi: ya vas a tener incorporados los movimientos de taichi. Porque el maestro de taichi también va a estar subido a Internet. ¿Dónde está el maestro? Taíchi. Taí igual que vos. O sea, va a ser Internet, como vos. ¿Querés saber kung fu? Ya está. Bastará que estés subido a Internet para que sepas. No hay kungfusión posible. Ya no importará si tea judo o no tea judo. Vas a bajar a tu cerebro, mis conocimientos de judo. Y tu karater obviamente va a cambiar. Cuando todos seamos Internet, no habrá arte marcial que no sepamos. Tal vez estamos en camino a ser entre todos una sola persona. Todos vamos a ser ya un solo yo: Yahoo. Yo como siempre me gustó la onda oriental, el tao te king, el yin y el yang, no veo la hora de que seamos todos una sola entidad llamada Omninet. Me gusta la idea de fundirme en la unidad. Omninet. A eso vamos. A algo parecido a lo que decía Bernard Shaw. Esto lo cuenta Borges, también. Borges cita a Bernard Shaw. La frase dice: “God is in the making”. Dios está en construcción. Tal vez con las computadoras estamos construyendo a Dios. Por ahora es un Dios bastante precario. Pero el día que todo esté conectado con todo, el día que computadoras, celulares, televisores y modems, automóviles, bicicletas y todos los demás objetos estén conectados unos a otros, ya no va a hacer falta ver si estás o no estás bien conectado. Vas a estar siempre conectado. Vas a estar en todas partes, con todos y en tiempo real. Vas a ser ubicuo, como Dios. Y todos vamos a ser Dios. Es más. No vas a necesitar email. Si querés hablar con un amigo, le vas a susurrar al oído lo que le querés decir aunque estés en China y él en Egipto. (eh, che qué hacés. ¿Qué tal El Cairo? A ver, esperá, voy para allá. Ah, hola. Cómo va, bien...). No va a ser como en los días de Colón, que para conseguir un poco de pimienta tenías que dar la vuelta al mundo. Ahora directamente dirás: pasame un cachito de azafrán. Es más: estando dentro de Internet yo calculo que vamos a poder saborear lo que queramos a la hora que queramos. A mí realmente me parece re increíble esto de la tecnología, la informática, la biotecnología, el código del ADN, la clonación. Lo que me preocupa es... que por ahí se te puede volver un poco plomo un mundo en el que ya estemos automáticamente conectados. Vos conectado a cualquier perejil que pasa por la calle, imaginate. Vos, conectado a José Luis Pisculichi, tu ex compañero de la primaria: el que te hacía sungutrule, el que te tiraba zancadillas y te pellizcaba la cola. Da como un poco de miedo ¿no? un mundo donde no puedas estar off line. Claro, no es como en el chat donde podés ponerte en modo invisible. Una vez que subamos a Internet, no vas a poder estar off line totalmente. Van a haber filtros, pero todas las cartas van a estar más o menos sobre la mesa. Vamos a estar tan conectados, que cuando pienses algo ya todos van a saber lo que pensás, el archivo ese que va a ser tu memoria de las cosas va a estar disponible para cualquiera. Imaginate si hoy los hackers se te pueden meter en tus archivos, lo que será en el futuro, cuando todo el mundo sea hacker de todo el mundo. No vas a poder ocultarle a tu mujer el romance que tenés con la mina que te corta el salame en la fiambrería. Si te enamorás de la novia de tu mejor amigo, él se va a enterar inmediatamente. Es más: a lo mejor se entera antes que vos te enamores de ella. Y por ay las trompadas también vienen por larga distancia. Como dije antes, no va a existir más el email, porque todo pensamiento va a ser un archivo de la Omninet que va a ir a la velocidad de la luz rumbo a la cabeza de todos los demás seres humanos. Porque es así: llegará un momento que todo sea código abierto. No va a haber ninguna Window cerrada. No vas a envidiar a Bill Gates, porque vos y Bill Gates serán la misma cosa, serán la misma cuenta corriente, el mismo banco, la misma identidad. Dios arroba hotmail punto com. Vamos a poder crackear el cerebro de los demás cuando se nos cante. Porque nosotros ahora vemos las limitaciones del sistema informático, pero esto crece sin parar, nunca dejó de crecer. Hace 20 años no podíamos ni imaginar lo que hoy tenemos. Lo mismo pasa ahora: no podemos imaginar lo que viene. Si en un solo chip cabe una biblioteca entera, imaginate cuando una compu sea del tamaño de Júpiter. Llegará un momento que ocurra eso: aunque sea dentro de un millón de años. No es imposible que existan, en el futuro, computadoras del tamaño de una galaxia. Si de Guttemberg para acá hemos construido tantas cosas, imaginen lo que es posible en los próximos quinientos años. Cualquier cosa es posible a largo plazo ¿Por qué no? Hace mil años nadie podía imaginar un avión que transportara ochocientas personas por el aire. Y ahora vuelan los Airbus, que son una ciudad que vuela. 800 personas. Todo lo que hoy es mera especulación mañana será realidad. La vida eterna, la felicidad eterna, la juventud eterna, San Lorenzo campeón de América. De esto estoy convencido desde chico, no porque sea de San Lorenzo, sino porque soy optimista. Todo lo que hoy podemos llegar a imaginar, por el solo hecho de que podamos imaginarlo, podrá hacerse realidad mañana. Lo único que no se puede hacer, lo único imposible, compañeros, es lo que no podemos imaginar. El único límite que tú tienes, amigo mío, es tu propia imaginación. Piensa positivo y verás que todo el mundo estará a tus pies. A mí me sorprende lo rápido que se va volviendo todo. Los niños ahora nacen en tres meses. Son los niños magenta. Les hacen un proceso de maduración rápida, como a los duraznos de acá de Luján, y nacen en tres meses. Yo tuve un sueño, decía Martin Luther King, y ese sueño en el futuro va a ser de todos. Ya no vas a tener que pensar si podés o no podés pensar mejor que Shakespeare, vas a ser Shakespeare. Porque todo lo que está en los libros va a estar fresquito en tu memoria. Te van a venir todas esas palabras a tu mente como si vos hubieses escrito eso: todo el acervo humano va a estar al alcance de todos, para usarlo cuando quieras. No va a existir copyright. Si querés cantar no es que vas a cantar mejor que Billie Holiday: vas a ser Billie Holiday. Podrás afinar tus cuerdas vocales hasta que suenen mejor que Billie, inclusive. No vas a hacer mejores bypass que Favaloro: ya vas a traer todo eso incorporado. Vamos a ser todos un solo corazón. La idea de The Matrix es una pavada. ¿Para qué vas a necesitar un disquette que te meta el programa para pilotear un helicóptero si ya estás on line? El disquette ya fue... Keanu Reeves ya fue. Cuando todos estemos metidos en Internet vamos a tener acceso a todo el saber de una. No va a hacer falta ningún dispositivo externo: vamos a estar en un software único llamado universo. Uni verso: el mismo verso para todos. A mí la perspectiva por un lado me gusta, pero por otro lado me aterra. La perspectiva de estar on line con todas las otras personas no es algo para tomar a la ligera. Porque ahora uno puede decir: me llevo mal con fulano o mengano. Allá ellos. Es decir: allá ellos y acá yo. Pero eso se va a terminar. Porque vamos a estar todos aquí, allá y en todas partes. Here, there and everywhere. Pero como por ahora la cuenta del banco de cada uno de nosotros es diferente a la de los demás, vamos a parar unos instantes, para que de cada uno de ustedes pasen tres pesos a nuestros bolsillos. Eso en el futuro no va a hacer falta, directamente te van a descontar, por cada cosa que te interese de lo que yo te diga, te van a descontar 15 centavos, por ejemplo. Que es el precio de una tortita... vamos a un break y enseguida nos conectamos de nuevo.

“Hay que liberarse de los impulsos de amor: con excesiva rapidez tiende la mano el solitario a aquel con quien se encuentra. Y existen muchos hombres a quienes no deberías dar la mano, sino la pata ¡y bueno sería que tu pata tuviera garras!” Así habló Zarathustra. Es decir, vaya a saber cómo seguirá la evolución humana... porque aunque seamos buenos tipos, aunque seamos re buena onda, re buen rollo, sabemos bien que hay seres insoportables. Que hay personas que son peores que una compu. Todos conocemos gente insoportable. La mayoría de la gente es, ipso facto, más aburrida que una computadora. Hay gente que parece computadora vieja, cuya velocidad mental es la de un procesador 386. Todos lo hemos sufrido. Cuando vas a hacer trámites a Rentas, por ejemplo. No llegan ni a Pentium, loco. Incluso yo conozco gente que se cuelga. Vos le estás hablando y ellos están pensando en otra cosa. Cada tanto te dicen “sí”, “sí”, “claro”, pero están pensando en otra. Hay que resetearlos para que te presten atención. A medida que las máquinas se vuelven más y más rápidas vamos perdiendo progresivamente la paciencia con las personas. Porque esto tiene la tecnología, que al ver las posibilidades también vislumbrás lo mejores que podrían ser las cosas. Yo por ejemplo cuando veo la tecnología de los celulares me maravillo. Pero me gustaría que tuviesen otras funciones. Por ejemplo, si quiero tener un perfil de una persona que está enfrente mío, debería poder apuntarle con mi celular, como si fuese un control remoto, y obtener datos clave sobre esa persona. Hacés así... y te sale “fulano tal de tal, sangre cero erre hache positivo, le gustan los Stones, no le gusta Abba, su comida preferida es la paella, su berretín es levantarse todas las mañanas y beberse un cognac Otard Dupuy. Y no le gusta que le apunten con un celular para averiguar cosas sobre ella. Eso en algún momento va a existir. Y no se si a ustedes les pasa lo mismo, pero una vez que vos te imaginás un invento, te empieza a irritar que no exista ese invento. Pero si hay algo que nos irrita hoy es la gente. Porque sólo a través de las máquinas podemos comunicarnos eficientemente con la gente. ¿Qué pasa si en lugar de hablar por teléfono con alguien vas a su casa? Te invita un cafecito, quiere que te quedes, te muestra las fotos del nene, que ya está re grandecito, y cuando te vas a acordar, se te pasó toda la tarde. En celular, en cambio, podés mandarle un mensaje que diga “¿todo ok?” y te responde él “ok”. Punto. Es todo lo que hay que saber. A mí en esta época ya la gente me molesta mucho más que antes. Quiero que la tecnología me resuelva ese problema. Una mujer que no me da bola, por ejemplo. ¿Por qué tener que soportar, con tantos avances en biotecnología, a una chabona que no le pinta estar con vos? ¡Clónenme esa mujer y háganme un clon que me ame, punto! No quiero perder tiempo tratando de seducirla. No tengo tiempo ni dinero para ir a esos lugares con nombres absurdos, como La Chancha o Cacano Bar, o subirla A Peteco para ver si a ella le pinta o no le pinta quererme. ¡Mozo, quiero un lomo igual al que hay ahí! ¡Pero con jamón y huevo! Quiero un amor a mi medida. No tengo por qué soportar el chantaje de otra persona, que de repente se puso caprichosa y no le pinta quererme. ¡Eso es algo intolerable, amigos! Qué lindo sería por ejemplo tener amigos virtuales. Yo siempre digo que es cierto: cuando un amigo se va queda un espacio vacío. Pero a veces, entre las dos cosas, si me apurás, yo prefiero el espacio vacío. Porque a un espacio vacío lo podés llenar con la llegada de otro amigo, un placard, una mesa ratona, etc. Pero en cambio a un amigo, generalmente no lo podés llenar con nada, siempre es el que es, es tu amigo, ya viene relleno consigo mismo. ¡Qué lindo va a ser poder vivir en un mundo virtual! La gente dice que no, que lo virtual no puede superar a lo real. Y sí, pero cuando lo supere ¿vos qué vas a preferir? ¿Lo real o lo virtual? Yo voy a preferir lo virtual. ¿Por qué voy a preferir lo real si lo virtual es más real todavía? En algún momento lo virtual va a ser más perfecto que lo real, porque lo real no mejora nunca. Lo virtual viene mejorando desde que el hombre empezó a dibujar bisontes en las cuevas de Altamira. Los bisontes virtuales de hoy son muchísimo mejor que los bisontes de Altamira, y algún día serán mejores que los bisontes reales. Y sin mal olor, porque yo nunca estuve con un bisonte pero me late que deben tener un olor espantoso. Es inevitable que lo virtual sea algún día más hermoso, más interesante y más concreto que lo real. Es una cuestión de tiempo. Si vos conocés una chica real, pero aparece una versión de esa chica que huele mejor, que es más inteligente, que es más hermosa, que es más amable, que es más educada, que se viste mejor, y que la podés programar para que te quiera y te diga “hola, mi amor, te quiero mucho”. ¿Por qué quedarte con la real? ¿Nada más que porque es real? ¡!Al carajo con la realeza, aquí nadie tiene coronita!! Si la de verdad siempre puede dejar de quererme si no soy como ella quiere que sea... me quedo con la de mentirita, que me dice que me quiere. ¿Por qué preferir una verdad que no me quiere a una mentira tan bien contada? El día que todo sea posible: ¿Qué habrá más real que lo que prefiramos que sea real? Nada. No tengo por qué soportar un ser real que no me dice te quiero cada cinco minutos, y para colmo a veces me saluda y mientras saluda, mira por sobre mis hombros para ver si hay algún amigo suyo. ¡Hello! No me pinta un mundo en el que yo no sea más interesante que otro que tiene la desgracia de no ser yo. ¿Por qué? Porque yo soy yo, no puedo ser otro. Así que ¿qué tenés vos que no tenga una que es igual que vos, pero virtual, y que me va a querer como yo quiera que me quiera, como yo quiera programarla para que me quiera? Condición sine quanon para que ames a alguien: punto uno. Que te quiera a vos más que a otros. Punto dos: que te atraiga físicamente. Punto tres: si es mina, que no tenga hijas adolescentes. Digo esto por un problema de actualización. Si la mina que te gusta tiene hija adolescente, la hija será probablemente una versión XP de ella misma, como una actualización...
Volvemos a citar a Nietzsche: si existiese Dios, ¿cómo haría yo para tolerar no ser Dios? Conclusión: Dios no existe. Del mismo modo: si existiese una versión mejor de tu mina, ¿cómo haría yo para tolerar una versión no actualizada? Conclusión: esa mina es mi suegra. Y su hija es mi mujer. Punto. Pero esos son problemas de la realidad, esto va a desaparecer cuando lo virtual sea más real que lo real, cosa que no está muy lejos, según mis cálculos. Qué lindo será el día que podamos ir automáticamente, virtualmente, y sin estar obligados a subir a un avión, a lugares donde no querés ir personalmente, como la India. Yo iría a la India si pudiese ir a la India sintiendo exactamente los mismos olores, los mismos gustos, los mismos sonidos, las mismas imágenes y las mismas rugosidades de las casas, calles o templos de la India, la misma sensación de frescura en tus manos tocando las aguas del Ganges, exactamente lo mismo que si vas a la India, pero sin tener que ir a la India. Yo no lo dudaría un instante. ¿Qué puede ser mejor que ir a la India sin tener que ir a la India? Vas, y si vos querés que el agua del Ganges esté limpia, le decís al programador. Mirá, chabón. Sé que el agua del Ganges huele a podrido, y me parece “jamón” que vos quieras ser fiel al original. Pero a mí modificame el programa: ¡no me pinta que huela a podrido! ¿eh?.

No me interesa cómo es el Ganges real. A mí haceme el Ganges cuando estaba limpio. A mí me encanta esto del mundo virtual. En este mismo momento me gustaría ser una versión virtual de mí mismo.  Que ustedes me vean aquí pero sin tener que estar yo aquí. Quisiera poder estar haciendo otra cosa. ¿Para qué perder el tiempo convenciéndolos a ustedes que es mejor un mundo virtual que un mundo real si lo virtual fuese tan real como lo real? ¿Perdería el tiempo en caso de que eso pudiese ocurrir? No. Estaría en otra parte, haciendo otra cosa, pensando en otra cosa. No haría falta convencerlos, porque ustedes también estarían en otra parte. Pero supónganse que todo esto fuese virtual: no creo que ninguno de nosotros pasaría una noche en Mendoza si pudiese viajar automáticamente a cualquier otro lugar. Pero supongamos que hemos elegido estar virtualmente en este lugar. En tal caso ya habríamos seleccionado previamente a quién queremos ver, qué queremos oír, qué nos causa gracia. En este programa virtual yo seleccionaría de todos ustedes a aquellos que quiero ver, nada más. Por ejemplo, a unos flacos que hay allá que hacen ruido y que no aplauden, no los veo. Ni ellos a mí. Nos borraríamos unos a otros, para no registrarnos. Es como el chat. ¿Viste que si querés no ver a alguien en el chat, lo borrás de la lista, y no te llegan sus mensajes? Con esto pasaría lo mismo. Borraríamos a quienes no queremos ver. Sólo veríamos a nuestros amigos. Ese es el futuro de los hombres. Vamos a vivir en un mundo maravilloso. Nuestra alma va a caber en un disquette, la van a subir a la red, y cada uno de nosotros va a poder bajar las almas que quieren a su propia CPU para disfrutarlas, e ignorar las almas que no le pintan. Uno no va a saber que existen esas cosas horribles llamadas Babi Echecopar, Mauro Viale, Marcelo Suargolini o Adrián Pertinelli. Para mí, por ejemplo, en mi mundo, no existiría Alaska. ¿Qué me interesa Alaska? ¡Que se la queden los osos polares y las focas! En el mapa de mi mundo está lo que yo quiero ver. Al océano Atlántico le cortaría varios kilómetros, para llegar a Europa más rápido. Como un Photoshop. Agarrás el mapa del mundo y le seccionás un trozo de océano y se lo sacás. A mí lo que me molesta es el chantaje de la realidad. ¿Por qué tengo que soportar un mundo en el que Bush gane elecciones? Prefiero un mundo en el que gobierna mi amigo aquí presente. Un mundo en el que no entregan Premio Nobel de literaturra, sino de Guitarra. Es así, amigos, la realidad es una estrella fugaz que no podemos comprender. Nunca sabremos qué es lo real. Lo que imagino, si lo imagino con ganas, existe más que Silvester Stallone. ¿Por qué debería estar Stallone? Está lo que yo quiero que esté. Y en mi realidad, no está Lone. O en todo caso Stallone está alone, está solo. Rocky uno, listo. Existe lo que yo quiero que exista. ¿Cuál es el futuro de la humanidad? No lo sé. Lo que sé es que todo lo que hoy imaginamos algún día será realidad. El mar va a ser como el que imaginó Melville en Moby Dick o el hondo y oscuro mar de los cuentos de Joseph Conrad. No sé. En realidad no sé si todo esto que estoy diciendo no es más que una gran webada, no sé si la web entera no es más que un conjunto de webadas que nos inventamos para existir, como en otros tiempos inventamos las peleas de circo o el ta te ti. Lo que importa es vivirlo a fondo. Tal vez el día que estemos todos subidos al ciberespacio y no seamos más que bits de información, vamos a rezarle a Dios, el programador universal, para que nos baje de nuevo, para que vuelva a ponernos en este disquette portátil en el que están metidos nuestros sueños, que es este ser limitado que del polvo viene y al polvo va. En cualquier caso, como todo viaje, habrá valido la pena viajar, y haber vuelto con vida para contarlo. Muchas gracias.

No hay comentarios: