La patria no está escrita en el DNI sino en el ADN: no es algo formal que tan sólo da cuenta de nuestro lugar de origen, sino algo que llevamos dentro. Visible como para florecer, pero con raíces profundas, que llegan a lo más hondo… del criollo corazón. Algo que no nombramos, pero que al revelarse en nosotros, nos nombra y delata inconfundiblemente nuestro origen.
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