En esta disertación habla el inventor del tango, un irlandés de la ciudad de Nueva York, que dice haber sido contratado por Washington, junto a Charles O’ Gardell y otros agentes, para inocular en la Argentina el virus del tango, un veneno que transformaría a esta gran nación –una potencia mundial a principios del siglo XX- en el país nostalgioso, quejumbroso y conflictuado de hoy.
No hay comentarios:
Publicar un comentario